Este post, advierto que es muy poco ecológico, pero sí muy romántico.
La unión Europea, en cumplimiento de una Directiva (2009/125/CE) fija la eliminación progresiva de las lámparas incandescentes de uso doméstico entre 2009 y 2016. Las lámparas profesionales están exentas de esta normativa, pero sin duda no por mucho tiempo.
Primero, una definición.
Una lámpara de incandescencia o incandescente es un dispositivo que produce luz mediante el calentamiento, por el Efecto Joule, de un filamento metálico, de wolframio, hasta ponerlo al rojo blanco (que al rojo vivo) mediante el paso de corriente eléctrica. Se considera muy poco eficientes ya que el 85% de la electricidad que consume la transforma en calor y sólo el 15% restante en luz.
Un poquito de historia, pero sólo un poco…
Thomas Alva Edison fue el primero en patentar una bombilla incandescente de filamento de carbono viable fuera de un laboratorio, es decir, para el uso doméstico. Esto fue en 1880 con el nº de patente 285.898.
Anteriormente hubo varios intentos, pero siempre dentro de los laboratorios, eso provocó una gran polémica por la paternidad del invento. Pero fue Edison quien consiguió sacarla del laboratorio y hacer que durase más. La primera que encendió en público duró dos días.
Sin duda es uno de los inventos más utilizados por el hombre desde su creación hasta la fecha.
Ahora, un poco más de historia, pero del cine.
El cine nace en 1895.
La iluminación primigenia era la del sol. Las películas eran muy poco sensibles y ninguna fuente de luz artificial era capaz de emulsionar las películas, así que se rodaban en exterior. Los primeros platós nacieron gracias a Edison con la famosa “Black Maria”. Básicamente era una casa totalmente de negro abierta por arriba para que el sol entrara “de forma controlada” y que además, cual girasol, giraba buscando el sol. En la práctica, en verano te cocías y en invierno te morías de frío.
Los iluminadores y cámaras estuvieron muchos años interesados en la luz de tungsteno, una luz compacta y versátil que ya existía, se llamaba Lámparas Mazda y las fabricaba General Electric. Pero al principio todos los intentos para usarla fracasaron, debido a la sensibilidad espectral de la película ortocromática que era la que se usaba; no era sensible a la luz roja. Bastaba que los objetos tuvieran un poco de rojo para que éstos aparecieran negros en la película. Las bombillas incandescentes de tungsteno tenían una fuerte emisión roja al final del espectro, como las de hoy en día.
A principios de 1928 los técnicos de Hollywood se movilizaron para probar película pancromática con iluminación de lámparas incandescentes. Durante más de un mes, cuarenta operadores de cámara expusieron 800 horas de película. Se les conoció como los “The Mazda tests” (Las pruebas Mazda). Broadway, producida en 1929 por Universal y rodada por Hal Mohr, fue la primera película iluminada totalmente por tungsteno.
Los arcos voltaicos fueron relegados por su alto coste y la poca potencia o facilidad para dirigir la luz. El golpe de gracia a los arcos fue con la llegada de los HMI… Eso será otro post.
En 1935 los fabricantes de los Arcos Brutos se modernizaron ya con el aspecto que hoy en día tienen. Seguían siendo las mejores luces y que mejor emulsionaban las nuevas películas Technicolor que necesitaban una aproximación a la luz día.
Hasta 1951 no surgieron las primeras películas balanceadas a tungsteno.
A principios de los 60 se empezó a fabricar lámparas más pequeñas dando cabida a focos muy pequeños con lámparas de tungsteno (Pepper). Eso también empieza a cambiar el concepto de iluminación, más aparatos pequeños muchos más golpes de luz. Sin duda esto viene ligado a la mejora de las sensibilidades y latitudes de las películas.
Después de un poco de conocimiento general, vemos lo último y la razón de hacer este post.
La campaña “Salvemos el Tungsteno” (Save tungsten campaign) auspiciada por la ALD, Asociación de Diseñadores de Iluminación, Con base en Reino Unido.
Es cierto que la Directiva comunitaria no incluye las lámparas para usos especiales, donde se encuentran las lámparas para teatro, televisión, escenarios y fotografía. La ALD y la AAI (asociación de Autores de Iluminación) creen que ahora hay “intentar preservar la luz de incandescencia, una herramienta vital para iluminar. Por lo menos hasta que este cambio tecnológico social que afecta culturalmente a nuestra sociedad, y estéticamente a nuestra profesión, consiga los ajustes necesarios para satisfacer las necesidades de las artes escénicas.” http://adadi.org/portfolio/campana-salvar-el-tungsteno/
Osram, fabricante de lámparas también se ha unido a la campaña.
El resto de grandes fabricantes, salvo China ya no desarrollan nada de tungsteno.
La ALD ha hecho una carta abierta a la industria, donde llama a dar apoyo a su campaña para presionar a los fabricantes de la industria, no es negarse a los avances en materia de iluminación y tirar a la basura los LED, es poder seguir contando con algo que funciona y es “hermoso”. Es un poco lo que pasó con los Arcos Brutos, pero hoy en día hay internet. Os dejo un mail savetungsten@ald.org.uk
“Incandescencia - La Magia de la Luz”
La iluminación escénica es contar historias con la luz… luz que crea el aire que rodea al artista, por arte de magia se crea un “lugar” en el que el teatro: actor y público, cobran vida. Necesitamos luz en el escenario, luz del sol, de la luna, el crepúsculo, la luz del fuego, luz de velas, de aceite, luz de gas, candilejas, fluorescente, arco de carbono, plasma, LED… y la luz incandescente. Sabemos que vivimos en una época de profundos cambios. Es obligatorio que en el teatro reduzcamos nuestra huella de carbono, de lo contrario nuestros escenarios probablemente serán arrasados antes de que nuestro mundo se vuelva inhabitable.
Nosotros, los diseñadores damos la bienvenida y aceptamos el cambio. Nos deleitamos con cosas nuevas y luces nuevas. Pero no podemos tirar todas las cosas buenas que hemos heredado. Aplaudimos a las nuevas fuentes de luz, vamos a aprender sus características, y a disfrutar de las nuevas oportunidades que traen. Debemos tener una luz flexible, la luz puede ser cálida o fría, la luz puede ser tenue o deslumbrante, la luz puede cambiar sus características de manera sutil o descaradamente, una longitud de onda de luz completa que realmente puede revelar todos los colores del espectro , pero sobre todo, iluminar preciosamente el rostro humano, la humanidad, que se encuentra en el corazón de todo nuestro trabajo. En el momento actual, esto significa que la lámpara incandescente es un arma esencial en el arsenal de los diseñadores… no se puede hacer sin ella. Nada existe que ofrezca la sutileza que es fundamental para nuestro escenario. Usaremos todo lo que es nuevo, pero nosotros no tenemos que perder o destruir la belleza de luz que tiene, que por tanto tiempo, ha sido el centro del mundo del teatro. Preservar la disponibilidad de fuentes de luz incandescentes para uso teatral”
Richard Pilbrow ALD President Friday, March 15, 2013
Así que,
¡Salvemos el tungsteno! (1880 - 2018)
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